1- Se trata de un modelo predominantemente vertical, autoritario, en la relación maestro-alumno, y linealmente secuencial en el aprendizaje.
Mientras permanezca la verticalidad en la relación docente-alumno y la secuencialidad en el modelo pedagógico no habrá tecnología capaz de sacar a la escuela del autismo en que vive.
2- El ecosistema educativo es la relación de las nuevas tecnologías. Esto produce sensibilidades nuevas, mucho más que claramente visibles entre los más jóvenes. Aparecen nuevos modos de percibir el espacio y el tiempo, la velocidad y la lentitud, lo lejano y lo cercano. Se trata de una experiencia cultural nueva (sensorium nuevo). Estas nuevas sensibilidades suelen chocar y romper con el sensorium de los adultos. Además aparecen nuevas sonoridades y nuevas formas de comunicación entre los jóvenes.
A todo esto, debemos agregarle que estamos inmersos en un entorno educacional difuso y descentrado, un entorno de información y de saberes múltiples, y descentrado con relación educativo que aun nos rige, y que tiene muy claros sus dos centros en la escuela y el libro.
3- La actitud defensiva se limita a identificar lo mejor del modelo pedagógico tradicional con el libro, y anatematizar el mundo audiovisual, como el mundo de la frivolidad de la alienación, de la manipulación.
La mayoría de la gente identifica libro con tarea escolar, de manera que el libro deja de tener una función. Las escuelas no están siendo un espacio en el que la lectura sea un medio de creatividad y placer, sino más bien, se asocia a la obligatoria y jarta.
En los sectores populares el aprendizaje de la lectura en lugar de enriquecer, está empobreciendo el vocabulario de los niños (ya que tratan de hablar como se escribe).
El sistema escolar no se ha enterado de que hay una cultura oral, que es un idioma propio.
Mientras la enseñanza discurra por el mundo del manual, el maestro se siente fuerte, pero en cuanto aparezca el mundo de la imagen, el maestro pierde pie, su terreno se mueve: porque el alumno sabe mucho más y maneja mucho mejor el lenguaje de la imagen que el maestro.
La escuela desconoce todo lo que de cultura se produce y pasa por el mundo audiovisual y por el mundo de la cultura oral.
El libro sigue siendo la clave pues nos abre a la “primera” alfabetización. El libro no se esta acabando ni se va a acabar, al revés, cada vez se va a leer mas. Incluido el texto multimedia que no es lo contrario del libro, sino otro modo de escritura y un objeto otro de escritura. El problema reside en si la escuela va a ser capaz de enseñar a leer libros no solo como punto de llegada, sino también de partida para otra alfabetización de la informática y los multimedia.
4- La escuela tiene una importancia estratégica con respecto al uso creativo y crítico de los medios audiovisuales y las tecnologías informáticas. Pero ello solo será posible en una escuela que transforme su modelo (y su praxis) de comunicación, esto es, que haga posible el tránsito de un modelo centrado en la secuencia lineal –que encadena unidireccionalmente grados, edades y paquetes de conocimiento– a otro descentrado y plural, cuya clave es el «encuentro» del palimsesto (texto en el que un pasado borrado emerge tenazmente) y el hipertexto (escritura no secuencial).
Mientras el tejido del palimsesto nos pone en contacto con la memoria, con la pluralidad de tiempos que carga, que acumula todo texto, el hipertexto remite a la enciclopedia, a las posibilidades presentes de intertextualidad e intermedialidad. Doble e imbricado movimiento que nos está exigiendo sustituir el lamento moralista por un proyecto ético: el del fortalecimiento de la conciencia histórica, única posibilidad de una memoria que no sea mera moda retro ni evasión a las complejidades del presente. Pues solo asumiendo la tecnicidad mediática como dimensión estratégica de la cultura es que la escuela puede hoy insertarse en los procesos de cambio que atraviesan nuestra sociedad.
Uno de los más graves retos que el ecosistema comunicativo le hace a la educación reside en plantearle una disyuntiva insoslayable: o su apropiación por las mayorías o el reforzamiento de la división social y la exclusión cultural y política que él produce. Mientras los hijos de las clases pudientes entran en interacción con el ecosistema informacional y comunicativo desde su propio hogar, los hijos de las clases populares están quedando excluidos del nuevo espacio laboral y profesional que la cultura tecnológica prefigura.
5- Creo que en la televisión abierta hay algunos canales que podrían considerarse educativos. Algunos ejemplos de esto serían: Filosofía aquí y ahora (canal 7), Los libros y la noche, Televisión por la identidad, Algo habrán hecho, El gen argentino (los 4 anteriores de canal 8).
Sin embargo, ante la existencia de estos programas positivos, encontramos programación que tiende a fortalecer prejuicios. El ejemplo más conocido y remoto es el programa: Show Match, en el cual se intenta vender una imagen de “la mujer perfecta”, provocando un rechazo para con las personas que no cumplan con los requisitos que desea imponer. Lo malo de programas como éste es que genera una imagen irreal de lo que debe ser una persona saludable (y en ocasiones) provoca en los televidentes, una disponibilidad a enfermarse (bulimia o anorexia).
Los incluidos en los discursos mediáticos pueden variar: puede tratarse desde una discusión entre famosos hasta una disputa de vecinos para con los gobernantes por falta de seguridad, etc. Sin embargo, los excluidos serán siempre personas que no tengan acceso a los medios de comunicación, o no posean alfabetización, etc.
6- La educación es moderna en la medida en que sea capaz de desarrollar sujetos autónomos. Frente a una sociedad que masifica estructuralmente, que tiende a homogenizar incluso cuando crea posibilidades de diferenciación, la posibilidad de ser ciudadanos es directamente proporcional al desarrollo de sujetos autónomos, de gente libre tanto interiormente como en sus tomas de posición. Y libre significa gente capaz de saber leer la publicidad y para qué sirve, y no dejarse masajear el cerebro, gente que sea capaz de tomar distancia del arte de moda, de los libros de moda, gente que piense con su cabeza y no con las ideas que circulan a su alrededor. Es decir, “libre” en el sentido de libre pensamiento y, más aún, en el sentido de personas con juicio crítico. El papel de la escuela es determinante para formar sujetos autónomos, críticos, gente con mente abierta que logre ver la realidad desde otra perspectiva, gente que investigue y no se quede sólo con lo que le han dicho o ha escuchado en algún medio de comunicación.
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